jueves, 9 de enero de 2014

CURSO DE CIUDADANIA, CAP. II: Parques y Plazas (Pablo Cuéllar)

PAULO CUÉLLAR (Monitor Político 2014-01-08)
El plato del día. 

El 85% de las viviendas construidas en el área metropolitana de Monterrey, tienen un espacio muy reducido para la recreación infantil o convivencia familiar, lo que orilla a niños, jóvenes y adultos a mantener una relación amigable con los aparatos electrónicos y digitales. 


En esta segunda sesión del curso: “Ciudadanía”, plantearemos en el pizarrón algunas ideas que ayudarán a recuperar las relaciones interpersonales o diálogos cara a cara entre vecinos. 

En principio, hay que subrayar que es esencial vestir y lucir el pensamiento de que los parques o plazas del barrio, sustituyen los espacios verdes o recreativos que en las casas no se pueden tener. Los padres de familia deben reconocer y legitimar que los parques o plazas disponibles en el vecindario, representan la tutela del patio de sus casas, dónde pueden organizar desde carnes asadas, convivencias, fiestas de cumpleaños hasta juntas de colonos. Asignarle esta misticidad al espacio público territorial, modifica el “chip” y la percepción vecinal. 

Los espacios públicos, ahora son extensión de las casas, son el sitio dónde se desarrollan una serie de actividades para el fortalecimiento y desarrollo integral de la familia, son las áreas asignadas inconscientemente para la gestación, el proceso y despliegue de la creatividad humana, el descubrimiento de habilidades, talentos y competencias. 

Santo Tomas de Aquino a este postulado le llamó: reconciliación de las virtudes humanas. No olvidemos que grandes descubridores de deportistas de alto rendimiento, antes de acudir a majestuosos centros de entrenamiento profesional, visitan las canchas deportivas de los barrios para reclutar a futuros campeones. De este modo, se sella un vínculo emocional y racional entre las familias de un vecindario y los espacios comunes. 

Actualmente, los espacios públicos son utilizados deficientemente y por lo mismo, muchos de ellos son un muladar de basura y nidos de infecciones. Y las autoridades, ante la falta de visión comunitarista, deja de invertir en los barrios, señalando la falta de interés de los vecinos para usar el espacio común y cuidarlo debidamente. 

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